La vuelta a la legalidad
Sí. Tengo Internet en casa. Al fin. Seis meses después de mi mudanza, seis meses después de mi solicitud; seis meses después de realizar cientos (qué digo cientos, miles) de llamadas infructuosas al servicio de atención al cliente más penoso que se puede alguien echar a la cara. Seis meses después de hablar cada día con teleoperadoras incompetentes (no es culpa suya sino de su escasa, mala y bochornosa formación) tengo Internet en casa.
Y se me hace raro. Ese acto tan cotidiano (y tan necesario para mi, sobre todo profesionalmente) de conectarme al ordenador y meterme a navegar por la Red es ahora cuestión de segundos. Y, además, es legal. Ya no le tengo que "pedir prestado" a mi imprudente vecino su línea de teléfono para poder visitar mi correo o trabajar en mis blogs. He dejado de ser un delincuente común (ahora hasta podría piratear pagando; piratear pirateando era excesivo).
Mi vida ha vuelto a ser cómoda y práctica. Espero no tener que hablar nunca más con Jazztel. Aunque lo dudo. Como contraté la línea hace seis meses (medio año), no sé lo que voy a pagar por ella. Entonces, me regalaban hasta febrero gratis. Hasta ahora, lo que he tenido gratis hasta febrero son miles de insultos y reclamaciones. Que, oye, para desahogarse puede venir bien, pero que no, que estresa.
Pero vaya, que estoy eufórico (y aún sin terminármelo de creer). Recuperar la posibilidad de poder escribir a gusto desde mi casa es más que un placer. Entre otras cosas, me servirá para recuperar este papel mojado (un poco dejado involuntariamente). Nos vemos.
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