Cambios
Aún sin Internet (salvo la que me presta inconscientemente, y no tantas veces como quisiera, mi amable e imprudente vecino), este blog sigue aún un poco dejado a la deriva. La marea lo arrastra inescrutablemente contra las rocas del acantilado pero aún existe un atisbo de esperanza para que se salve. De hecho, la esperanza es, incluso, absoluta.
Porque volverá; volveré.
El trajín vital es hoy inenarrable. Numerosos cambios azotan mi existencia y mi día a día está a punto de dar un cambio drástico del que ya informaré cuando sea oportuno.
Hasta entonces, mil perdones por la ausencia; au revoire.
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