San Bush, versículo 1º, capítulo enésimo

Ahora entiendo todo. Según cuenta el ex ministro palestino de Exteriores, Bush, todopoderoso, espetó la siguiente frase durante una cumbre política en Egipto: “Dios me dijo: lucha contra esos terroristas de Afganistán. Y lo hice. Y me dijo: derroca a esos tiranos de Irak. Y lo hice. Y me dijo: da un Estado a los palestinos y seguridad a los israelíes. Trae la paz para Oriente Próximo. Y lo haré”.
Aunque la Casa Blanca ha desmentido los hechos, lo cierto es que, de ser verdad, la paranoia del señor Bush es extremadamente grave.
Lo bueno es que estamos descubriendo el verdadero valor profesional del presidente estadounidense. Quizá no valga para dominar el mundo, pero para sermonear o crear salmos, es un crack.
Con un par más de frases de esas le veo publicando en breve "La Biblia II, el retorno".
Lo que queda claro es que, después de esta confesión apostólica romana, hay que perdonar a Bush por sus pecados. No es más que un mártir. Un fiel servidor de su Señor.
Y digo yo: ¿No le podría decir Dios, que está en todos los sitios, que en Irak y en los territorios palestinos también hay gente que no son tiranos? ¿No le podría decir Dios, ya que tiene su número privado, que él no es el culo del mundo?
¿No eran Bush y Dios la misma persona?