Papel mojado

Bienvenido a Papel Mojado. Este blog recoge las ideas, opiniones, artículos y devaneos varios de Pedro Jareño. Es un lugar donde amontonar ordenadamente aquellos pensamientos que, con tinta china, planean por mis neuronas (si es que queda alguna sana). Espero tus lecturas y tus comentarios. Un blog se escribe, no se lee.

lunes, septiembre 26, 2005

Pactar con el diablo

El banco me ha comprado una casa. Qué simpáticos. Y me ha regalado un wok. Qué detalle.
La constructora, tirando la casa por la ventana, me ha regalado una rasqueta para la vitrocerámica. Menos mal. ¿Qué haría yo sin ella?
Yo (mi otra mitad va intrínsecamente ligada), a cambio, le he entregado mi alma para los próximos 30 años. El 1 de noviembre de 2035 debería pagar mi última cuota. A los 55 años tendré una propiedad en propiedad real. Aunque dudo que esté allí por entonces.
Hasta ayer, no era capaz de repetir exactamente mi firma dos veces seguidas. Desde ayer, soy capaz de autoplagiarme cual David Beckham plasmando su sello identificativo ante un grupo de niñas de 16 años extasiadas. De hecho, si llego a firmar todos esos documentos, cláusulas abusivas y demás compromisos ineludibles con el mismo boli, estoy seguro de que se habría gastado la tinta.
Hoy, soy un autómata grafológico.
Y ya soy inquilino, propietario y, por qué no decirlo, aspirante a especulador.
Además, he descubierto mi vocación secreta:
Siempre creí que ser notario era un buen curro. Pero hasta no comprobar lo que hacen en una compraventa inmobiliaria, no se conoce bien lo complicado de su empeño. Tras varias horas de nervios puntiagudos, el notario llega, saluda, dice: "Pepito Pérez, notario. Dense por saludados todos". Después, coge los papeles de la escritura del inmueble y lee en voz alta como si en una lectura de redacción del colegio estuviese. Eso sí, paulatinamente, él, sabio, como si fuera el Rey en cualquier comparecencia pública, va echando miraditas cómplices a los interesados con el objetivo de conseguir el asentimiento. Cinco minutos después: "¿Alguna duda?". No es el momento de tener dudas. Y si las tuviera, a ti te las iba a contar...
Después, procedimiento similar con la hipoteca bancaria. Lectura, miraditas y la misma pregunta retórica. "Si todo es correcto, enhorabuena y gracias". A la saca.
Eso sí, siempre recordaré que al menos me permití ironizar sobre su trabajo en directo: mis padres (avalistas desinteresados y artífices de mi éxito hipotecario) tenían que presentar el DNI, pero hace poco se lo robaron. Por ende, no tenían nada más que el típico justificante ese en blanco y negro. El señor notario, ávido,les pidió otro tipo de documento identificativo, pero todos están en manos de los ladrones de lo ajeno. Así, él, audaz otra vez, me lanzó una mirada notarial y me preguntó: "¿Son tus padres?. Yo, exultante, seguro y convencido, espete: "Doy fe". Su esbozo de risa notarial está grabada en mi retina.

Y, ahora, ya tengo un piso...y un wok...y una espátula rascadora.


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