De Madrid al subsuelo
No puede ser que ir al trabajo cada mañana se convierta en una auténtica odisea en agosto. Con esto de que los políticos se cogen las vacaciones en este mes, deben creerse que todo el resto del país hace lo mismo.
Llegar hoy al trabajo en Madrid ha sido horrible. Varias horas de atasco brutal inesperado.
En agosto en Madrid, la mayoría de las líneas de Metro están cortadas en algún tramo por obras. Y las calles también. Imprevisión, inutilidad y sobre todo ineptitud.
No puede ser que el Paseo de la Castellana se paralice. Es como cortar las venas a un hemofílico.
Desde el mes de julio, la estación de Chamartín (uno de los centros neurálgicos del transporte en la capital) está inutilizada en la Línea 10, lo que supone que sea imposible realizar un sinfín de combinaciones entre el suburbano y los trenes de cercanías.
Pero como ésto les parecía poco, no han tenido otra ocurrencia que cortar el Paseo de la Castellana. Ala, venga, como en agosto no se trabaja, adiós a la Castellana.
El atasco ha sido kilométrico, exasperante, tediosos. Y lo peor es que no va a ser el último.
Madrid está completa y absolutamente invadida por las obras. Circular por la M-30 es como hacerlo por el circuito urbano de Mónaco. Fernando Alonso estaría en su salsa dándose una vuelta por la capital.
Esto es un cachondeo. Que sí, que se hace por el bien de la ciudad, que dentro de unos años lo agradeceremos...Puede ser, pero no se puede hacer de esta manera. Así no.
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